sábado, 27 de septiembre de 2008

Cronica del Teatro II

Les faltó huevo

El hecho de que los actores inviten al público a compartir una comida, es invitarlos a participar de alguna manera de la obra, es llamarlos a socializar e intercambiar ideas con los no-actores que representan los Biodramas dirigidos por Vivi Tellas en el Teatro Sarmiento.

Una minuta rutera supone ser una picada, un salteado de pequeñas porciones de comida, que tendrías que ser las que uno lleva en un viaje por la ruta. Obviamente los tiempos cambian y no es lo mismo lo que llevaban nuestros padres, que lo que podríamos llevar nosotros para comer durante un viaje. Claro está, que la picada rutera es elegida, porque para Escuela de conducción es la que más encaja con el tema de obra.

El pan y la mortadela fue lo primero que atacaron los actores, como abriendo la cancha para entren por los laterales las diferentes personas que hasta hace 5 minutos habíamos estado presenciando una obra basada en hechos reales y protagonizada por las personas que vivieron esos hechos.

La tortilla de papa y que combinaba con verdura cortadas en pequeños trozos, al igual que las finas milanesas eran los ingredientes que no encajaban en esta formula alquimista que pretendía saciar el apetito. Aunque a los actores no los dejaban comer mucho algunos de los espectadores que les preguntaban lo que contaban en escena era real, como la carta que lee uno de los no-actores, la cual le escribió su mujer, o simplemente trataban de dar su parecer acerca de la distribución de las escenas.

Lo que suponía un postre era gajos cortados de naranjas expuesto sobre un plato como si fuese una obra del nuevo arte vanguardista argentino próximo a exhibirse en el Malba. Poca gente las probo, ya que la mayoría se preguntaba qué hacía ahí en el medio o si solo era un centro de mesa.

Para poder bajar la comida había una gaseosa de tinte amarillento que llamaba a pensar que la habían sobreexpuesto a los rayos ultravioletas, más allá de eso, fue un gran éxito, lo que hacía suponer que la comida era intragable y necesitaban el líquido para ayudar a pasar el bolo alimenticio.

En rasgos generales la picada duró poco ya que nadie tenía mucho que hablar con los actores o por lo menos no lo demostraron y tampoco se vio al público con muchas ganas de comer, sabiendo que a la salida del teatro y cruzando Plaza Italia había un Mac donnals.

martes, 23 de septiembre de 2008

Clase de manejo de la risa

Una atípica escuela de conducir me esperaba al terminar mi viaje. Iba atado a la idea de que “Biodrama” tenía que se efectivamente un drama, pensando en que no tenía ganas de que la gente me actúe sus problemas, cuando yo ya tengo suficiente con los míos. Pero todavía no sabía cuan equivocado podía estar.
Cuando llegue a la esquina de Av. Santa Fe y Av. Sarmiento, vi que el cartel de la calle no señalaba numeración para la última. Eso me desconcertó, y me hizo dar vuelta unos minutos hasta que me decidí a preguntarle a un policía.
Una vez en el Teatro Sarmiento saque mi entrada para la obra que se representaba ese día. Yo no había leído nada sobre los “biodramas” y no sabía exactamente con que me iba a encontrar. Es más las pocas personas que estaban sentadas en la sala de espera (dos señoras de mediana edad, una de unos 60 años y un señor mayor) no representaban el público al cual estoy acostumbrado.
Mientras esperaba afuera a que se hicieran las 21hs, una chica, que se presento como la productora de la obra se me acercó a hablarme y me ofreció a presentarme a los actores al finalizar la obra para que pueda charlar con ellos. Lo acepte aunque, sabiendo que no iba a tener mucho que hablar.
Escuela de conducción comenzó a la hora prevista, yo me había acomodado a un asiento en el medió de la platea para tener una buena vista de lo que hacía de escenario, lo cual era una habitación con una mesa en el centro donde dos hombres jugaban al truco y una mujer miraba.
La “Archivos Biodramas” dirigidos por Vivi Tellas, son historias reales contadas por los propios personajes. La obra consta de no-actores, personas que fueron “reclutada” por Tellas para poder contar sus historias. Escuela de conducción nos muestra la vida de tres personas en una escuela de conducción, entre ellos dos profesores de manejo y la única empleada de la escuela que no sabe manejar.
Con un par de sillas y unos pocos elementos más, llevan a la ficción el mundo de sus recuerdos, personales y grupales, articulados de cierta manera en la puesta en escena que uno se conecte con el próximo y no halla nada al azar. Las historias tienen su tinte histórico, el instructivo, el sentimental, pero prevalece el humorístico tratando de contar sus hechos de una forma que sean entretenidos para los espectadores.
Al finalizar la obra hubo una picada con tortilla de papa y milanesas cortadas en trocitos, pan, jamón y naranjas en gajos. Los actores nos invitaron a pasar y a charlar con ellos. A pesar de que la comida estaba rica, no podía quedarme, me tenía que ir, así que decidí retirarme y salir a la oscura y solitaria sarmiento pata escuchara los patos del zoológico.

martes, 9 de septiembre de 2008

Ejercicios para refrescar la mirada:

Hay algo que es general para todos los ejercicios, sea cual sea y es que buscan generar un contexto placido para el escritor, de relajamiento en el que no se sienta preso de su escritura. Se busca una válvula de escape, una salida que, aunque sea por unos segundos, de libertad a mente y le permita reflexionar sin estar atado al texto. Teniendo esto en cuenta comento dos métodos de los cuales me sirven a mi, no sólo para escribir, sino también a la hora de estudiar.

• El método que más frecuentemente uso es dejar por completo la escritura y dedicar mis pensamientos, meterlos de lleno en la música. Buscar una composición adecuada para el momento, esa puede depender de la persona, y tratar de prestar atención a ella. ¿Por qué? Porque la mente se dispersa de la escritura, se olvida y se relaja de lo que nos tenía atareados, y trata de deleitarse con una exquisita pieza musical.
• El otro puede ser la contemplación de un paisaje, el salir a caminar y sentarse en una plaza, placidamente a contemplar la copa de los árboles, los niños jugando y los adolescentes fumando porro. El sentido es una nueva visión sobre las cosas, salir del encierro que supone escribir y tratar de admirar con buen ojo, lo que a uno lo rodead a su alrededor, pero que no lo ve, por estar encerrado en cuatro paredes.

El paradigma indiciario y la lectura

  • Nosotros somos poseedores de un saber cinegético del lenguaje, el cual nos permite hablar sin conocerlo plenamente. Esto funciona con métodos iniciales desde la niñez.
  • A través de la lectura yo poseo varios datos sobre la escritura de otros textos sin por eso saber como se escribe determinado estilo de textos.
  • El paradigma indiciario es parte /o está inmerso en el proceso de escritura. La descripción es una herramienta fundamental para muchos tipos de texto, sin embargo muchas veces no alcanza con decir “un auto rojo”, y es necesario detallar las diferencias, ahí funcionamos a través de indicios.
  • Ciertas profesiones se basan en los indicios, como el periodismo, a la hora de reconstruir un hecho, busca los indicios de lo que pudo haber pasado, ese trabajo se ve reflejado luego en la crónica escrita que detalla los indicios encontrados.

Entrevista con Willy Quiroga

Tenía ciertas dudas sobre la idiosincrasia del rock. Si es que el modo de pensar fue solo estrategia de marketing para el mercado de la música, o realmente existieron esos ideales a seguir, el hecho de poder pelear por algo a través de la música, quizá más precisamente a través del rock. Porque tenía la idea que el rock había sido la respuesta a una pregunta que nadie había hecho, porque tenía una mera esperanza de sentirme rockero y quizá… no estaba tan equivocado. Por eso fui a preguntarle a uno de los creadores del rock en castellano, al bajista y líder de Vox Dei, una de las bandas fundacionales del rock nacional y la única que sigue en pie, después de más de 40 años.

Cuando vi llegar a Willy Quiroga caminado por la calle Rivadavia, en una tarde soleada, el venía con su acostumbrada gorra, unos anteojos que no se los sacó durante toda la entrevista y una campera de cuero negra, que hubiese sido la delicia de todo metalero “argento”. Y como no quería andarle con rodeos le pregunté directamente:

-- Willy, ¿Qué es el rock para vos?

-- En síntesis, el rock es una forma de vida, una forma de pensar, es una filosofía, es una forma de estar parado frente a la vida y con respecto a los demás.

Esa respuesta concreta y directa fue lo que mi cabeza necesitaba para aclarar mis pensamientos y me quedé con Willy hablando durante más de una hora sobre el rock y todas sus ramificaciones, que no son pocas.

Resulta difícil pensar para los que no vivimos durante los 60, como fue que los primeros rockeros nacieron en Argentina, sin embargo para alguien que lo vivió, es una cosa natural:

-- Yo empecé a vivir para el rock, a partir de mis 20 o 21 años. Anteriormente yo vivía para la música, empecé cantando folklore e inclusive tuve un grupo. Pero la parte de rock vino cuando aparecen los Beatles en el año ’62, y ahí yo dije “yo quiero hacer lo que hacen estos tipos”. Fue en esa época cuando empecé a pensar como rockero, sintiéndome diferente a todo lo que estaba establecido, pero sin tomar distancia con la demás música. Y en el año 67 me vienen a buscar, los que después serían mis compañeros de Vox Dei. Ahí nos dimos cuenta que la cosa iba en serio, nos pusimos a pensar mucho sobre las letras y lo que queríamos hacer, y realmente se llevó a cabo lo que uno quería, ser diferentes. Se intentaba formar otra vertiente de la música.

La efervescencia de los ‘70 se notaba en él, cuando hablaba, en su forma de expresarse, se notaba la necesidad alguna vez sentida de poder decir lo que cada uno quiere y de la forma que quiere. Realmente se sentían diferentes al resto de la sociedad, y eso que en la actualidad puede ser sinónimo de desaprobación, en ese momento era lo que unía a un grupo de personas (no solo músicos) en pos de sus ideales.

--Había una movida y éramos todos diferentes, no solo Vox Dei. Estábamos nosotros en Quilmes pero había otras bandas que estaban en el oeste, en el centro o en Palermo, como los Almendra o Manal. Y sin habernos sentado previamente a charlar sobre el movimiento que íbamos a organizar, se generó algo como resultado de una inquietud que estaba en la cabeza de muchos músicos, y no solo de músicos, estaba en la cabeza también de los escritores, de cineastas, y de mucha gente que iba peleando hacia el mismo lado. Y finalmente se consiguió armar una cosa diferente. Existía un intangible, que no se bien qué es, pero nos guiaba a todos al mismo lugar.

Durante la entrevista Willy dijo una frase que encierra todo cuanto pasó con el rock, el porqué de esta desaparición de los ideales, y de la ventaja que sacó el negocio de la música con respecto al rock.

-- Todo lo que el hombre toca lo corrompe. En aquella época se tocaba por subir al escenario, se tocaba por conseguir eso que queríamos, por conseguir la aprobación de la gente, el aplauso. Hoy en día las cosas han cambiado, hoy los chicos se compran una guitarra y ya están pensando en la ropa que van a usar, en el flog, en esto, en lo otro. Y nosotros no teníamos blog, no teníamos nada, ni fotos teníamos (risas). Yo pienso que evidentemente las cosas han cambiado, y se ve en que en aquellos tiempos la cosa era ser particular, y ahora pareciera que es mimetizarse con el montón. Antes cada grupo tenía una forma muy particular de expresión. Te puedo nombrar todas las bandas de aquella época y se ve que ninguna se parecía a la otra: empieza con los Gatos, Almendra, Manal, Vox Dei, que esas fueron para mí las cuatro bandas fundacionales. Después estaban los solistas, estaba Pappo, Moris. Después aparece Arcoiris, Alma y vida, Sui Generis, Aquelarre como desprendimiento de las otras bandas y después Pescado rabioso, como desprendimiento de Almendra; Color Humano, y ninguna se parece a otra. Hoy en día vos me nombras tres bandas y yo no se cual es cual. Porque yo no se si los chicos se quieren mimetizar y parecerse a, cuando en realidad la idea era no parecerse a nadie, tener una forma muy particular de expresarse